21 noviembre, 2024

Ruta 5: el 28 de Julio de 1961 se inauguraba el tramo asfaltado entre Pehuajó y Anguil

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Han pasado 62 años y podría decirse que nada ha cambiado demasiado. O quizás sí, dice el reconocido y prestigioso diario pampeano

“La ruta a inaugurarse en este acto es el punto final de muchos sueños y esperanzas; y favorecerá el intercambio al reducir los costos de transporte acercándonos a los centros de mayor consumo, y se constituye así en uno de los peldaños de nuestra promoción y desarrollo”. Así se expresaba aquel 28 de julio de 1961 el entonces presidente de la Nación, Arturo Frondizi, que llegó para inaugurar el tramo asfaltado de la Ruta Nacional N.º 5 entre Pehuajó y Anguil.

El primer mandatario, según la crónica de LA ARENA, arribó acompañado de una numerosa comitiva –prácticamente todo su gabinete-, y también estuvo quien era titular de Vialidad Nacional, el ingeniero Pedro Petriz.

Han pasado 62 años y podría decirse que nada ha cambiado demasiado. O quizás sí.

Gobernaba Frondizi.

Eran tiempos convulsionados de nuestro país -cuando no-, y estaba vigente el temible Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado), que dejaba en manos de las Fuerzas Armadas la represión de las huelgas y protestas obreras, movilizaciones estudiantiles y ciudadanos en general, y las acciones de sabotaje y guerrilleras de grupos pertenecientes a la resistencia peronista. El mismo Frondizi –proveniente de la Unión Cívica Radical Intransigente, había sido electo presidente en 1958–, lo había puesto en marcha los primeros meses de 1960. Precisamente un par de días después de estar aquella vez en Santa Rosa dio por finalizada su vigencia.

Fue un avance.

Lo cierto es que Frondizi llegó a Santa Rosa para inaugurar el asfaltado de la Ruta Nacional nº 5, que no difería demasiado de las actuales condiciones. Para esos tiempos era todo un adelanto y resultaba suficiente, porque el tránsito vehícular no era ni por asomo el que hoy se puede ver en los caminos, y las velocidades eran muy bajas comparadas con las estos días. Basta decir que un dicho popular –hablando entonces de mucha velocidad– decía de alguien que andaba muy rápido que iba “a 80 y la capota baja”. Circulaban contados camiones, porque el traslado se mercaderías, de hacienda o de lo que fuere, se hacía vía ferrocarril que era el medio de transporte fundamental en el país.

Todo cambió.

Pero todo cambió porque se produjo un crecimiento demográfico muy importante, creció el parque automotor y un día un presidente sostuvo aquello de “ramal que para, ramal que cierra”, y el tren dejó de surcar nuestra geografía con lo que los camiones ganaron las rutas.

¿Cómo estaban? Siguieron exactamente igual, en tanto el ir y venir de vehículos se tornó incesante, y peligroso. Era la misma módica cinta asfáltica pero con el tránsito multiplicado por miles, y como no podía ser de otra manera todo se complicó: empezaron a producirse cada vez más accidentes, que costaron muchas vidas y también grandes pérdidas materiales.

¿Y las autopistas?

Se sabe, en algunas provincias –vecinas a La Pampa, incluso- existen autopistas. Esto es caminos con doble vía –con calzadas separadas para ambos sentidos- que mejoraron mucho las condiciones para trasladarse de manera vehicular.

Es indudable que los caminos pampeanos están necesitando, desde hace bastante tiempo, obras similares que son reclamadas por la población. Y hubo promesas para avanzar en ese sentido, pero hasta aquí nada de eso se concretó en hechos.

Durante el macrismo –como tantas promesas incumplidas del entonces presidente-, todo quedó en pomposos anuncios que al final quedaron en aguas de borrajas.

Hubo anuncios a través de lo que se conoció como Proyecto Público Privado (PPP) para avanzar en la mejora de rutas y construcción de autopistas. Cuando se lanzó ese programa se explicó que se trataba de modalidades de participación de la inversión privada para desarrollar, mejorar, operar o mantener infraestructura pública.

¿Y cómo resultó? La realidad es que todo quedó en anteproyectos, fueron en realidad promesas de campañas –espejitos de colores, como tantos otros anuncios formulados por Mauricio Macri–, al punto que ni siquiera llegaron a transformarse en proyectos.

No hubo avances.

Alguna información señala que con los contratos de las ex PPP ya rescindidos, fueron impulsados dos grandes proyectos que estaban dentro de la jurisdicción de La Pampa, pero ninguno avanzó y sólo quedaron a nivel de anteproyectos a través de consultoras.

Uno era la autopista Ánguil-Santa Rosa –con la idea luego de avanzar por toda la ruta 5 hasta provincia de Buenos Aires-; otra la variante de la Ruta Nacional 35 en el empalme con la Ruta Nacional 5; y un nuevo anillo de circunvalación más alejado de la ciudad. Pero eso no sucedió.

Lo que sí hubo el año pasado fue una licitación, y está concesionado el tramo que ahora es administrado por Corredores Viales; mientras en 2022 hubo una licitación para repavimentar Uriburu–Santa Rosa que se adjudicó pero tampoco arrancó nunca.

El momento de insistir.

Ahora desde Vialidad Nacional no se advierte ningún movimiento que permita pensar que se han retomado aquellos anteproyectos de la doble vía. En todo caso cabe señalar que todo es silencio en torno a la cuestión.

¿Qué se puede hacer entonces? La población debe hacerse escuchar, pedir que el Gobierno provincial insista en solicitar que se mejoren las rutas porque hoy transitarlas representan un verdadero riesgo.

Corresponde volver a reclamar por autopistas ya. Nadie puede dejar de ponderar que pasaron más de seis décadas y no se avanzó absolutamente nada. Y es momento que eso ocurra.

Un asado al que nadie fue.

Aquella inauguración del asfaltado de la ruta nacional nº 5, y la visita de Arturo Frondizi para la ocasión, dejó algunas grajeas que –a la distancia– aparecen como curiosidades.

Eran tiempos complicados, porque regía el Plan Conintes, y la presencia también de una gran cantidad de funcionarios nacionales en La Pampa dejó tela para cortar. Y así quedó registrado en las páginas de La Arena.

Decía este diario que esa visita produjo que Santa Rosa se viera con “la sensación de estar en una ciudad ocupada por una potencia enemiga. Cada cuadra ostentaba, durante toda la noche, uno o dos agentes uniformados con la mirada fija puesta sobre los transeúntes. Algunos de los cuales, desprevenidos trasnochadores, se llevaron más de un sobresalto a la vuelta de una esquina”.

Era tal el despliegue que “muchos creyeron que la presencia militar era de ‘honores’ al Presidente”, pero la exageración llevó a que se observaran “tanques y carros de guerra, y ametralladoras apuntando al cielo. Y policías más policías a cada paso”.

La Arena se extrañaba de “la aparente fama de temida Santa Rosa”. Y se preguntaba si sería “¿de la pedrea a Frondizi durante el peronismo, o de la revuelta armada el 9 de junio de 1956?, ¿tal vez de los resultados electorales?”. Obviamente nada justificaba tanto armamento desplegado.

Asado fracasado.

Algo que no dejó de llamar la atención, y que reflejaba la escasa simpatía que despertaba Arturo Frondizi, fue que “no tuvo concurrencia un asado preparado para 600 personas”, según decía La Arena.

En las instalaciones de La Rural estaba previsto un asado popular para centenares de comensales: “Estaba todo: el asado, el vino, el pan, el equipo de mozos contratados para el servicio. Pero no fue nadie”.

La tarjeta puesta a la venta para concurrir era económica, pero lo cierto es que “no fue nadie. El excedente, luego de comer el personal policial de guardia, sería distribuido entre instituciones benéficas del medio”, señalaba la crónica.

Hasta Suipacha.

En tanto para La Pampa todo queda en promesas, Vialidad Nacional sí avanzó con la transformación en autopista de la Ruta Nacional 5, entre las ciudades de Mercedes y Suipacha.

Las tareas que se realizan son la transformación en autopista, con la duplicación de la calzada a lo largo de 20 kilómetros, con un monto de inversión superior a los 11.600 millones de pesos a cargo del Gobierno Nacional.

Se construyen alcantarillas, se hace limpieza del terreno y la preparación de la base de asiento para terraplenes.

El informe de la DNV indica que a través del Acceso Oeste, la RN 5 une CABA con Santa Rosa; y “además constituye una de las puertas de entrada a la Patagonia Argentina”.

Nada dice que la obra vaya a continuar para estos lados.