24 vacas de un total de 60 murieron por intoxicación hídrica en un campo de Urdampilleta
El establecimiento ganadero del partido de Bolívar, cuenta con 600 madres aproximadamente pero el problema se presentó solamente en un lote de 60 vacas de cría
ZonaCampo de Olavarría que posee un sitio muy interesante en la web, vinculado con el sector agropecuario, realizó un trabajo periodístico sobre la intoxicación hídrica en un campo de Urdampilleta, partido de Bolívar, donde en el curso de 72 horas murieron 24 vacas de un rodeo de 60 en servicio.
Los colegas efectúan distintas entrevistas donde especialistas se refieren al tema.
Lo publicado es lo siguiente:
Una lectura rápida nos mueve a decir que ni siquiera el agua nos salva de la sequía, y por momentos parece que fuera así. Pero en este caso, el factor determinante no es una lluvia excesiva o una inundación (como ha sucedido en algunas provincias como Córdoba), sino la pérdida de calidad del agua por concentración de sales, efecto derivado de manera directa de la seca.
A finales de enero se produjo un episodio de intoxicación hídrica en un campo de Urdampilleta, partido de Bolívar, donde en el curso de 72 horas se murieron 24 vacas de un rodeo de 60 en servicio, verificándose signos nerviosos y marcada agresividad en varias vacas más.
ZonaCampo entrevistó al MV Juan Agustín García del Servicio de Diagnóstico Veterinario de INTA Balcarce (SDVE), que fue convocado por el productor bolivarense ante la aparición de mortandad y signos extraños en la hacienda. El equipo veterinario también está conformado el MV Germán Cantón.
«Tuvimos un caso de intoxicación hídrica en enero del 2024 de este año, en donde se solicitó la presencia del servicio el 30 de ese mes. Esto fue un establecimiento ganadero del partido de Bolívar, que cuenta con 600 madres aproximadamente pero el problema se presentó solamente en un lote de 60 vacas de cría que se encontraban en ese momento en servicio. Cuando nosotros llegamos al establecimiento, llevaban 24 muertas y 5 animales afectados: el primer día murieron 15, el segundo día 5 y el día que llegamos nosotros otras 4», detalló García.
«Los cinco animales que se encontraban afectados presentaban signología principalmente neurológica, con una gran agresividad, cierto nerviosismo, y otros animales se presentaban en decúbito esternal, alertas, levemente nerviosas, pero con incapacidad de poder incorporarse», explicó.
García remarcó entre los antecedentes que pudieron recopilar, que esos animales hacía algo más de una semana venían bebiendo de una laguna, rechazando el consumo de bebederos. Tras la persistente sequía el espejo de agua se agotó, y el aumento de las temperaturas obligó a que los animales tuvieran que tomar agua de ese bebedero, momento en que empezaron los problemas.
«Es importante aclarar que había un lote al lado, que era la misma pastura que se continuaba, que compartían el bebedero, pero que no presentaron problemas y particularmente estos animales todavía tenían acceso a una laguna, por lo que también no iban los bebederos», destacó.
Tras la recopilación de los antecedentes, las necropsias realizadas y la toma de muestras de animales afectados, se obtuvieron en el laboratorio altos niveles de sodio en líquido cefalorraquídeo y no menos importante, altos niveles de sales totales en lo que es el agua.
«Esto dio alrededor de 13.000 mg/l, lo que da un agua de mala calidad o agua no apta para consumo bovino. Todos estos factores conjuntos de que rechazaban el consumo de esta agua de mala calidad, la alta temperatura, que se tuvieron ver obligados a consumir el agua, llegó a estos episodios de intoxicación hídrica», expresó.
«Por eso es importante siempre tener agua de calidad y al límite, o sea que esté disponible para los bovinos para que puedan ir consumiéndola. También es importante saber que muchas veces el agua puede venir de buena calidad, pero entre años puede variar, principalmente cuando hay sequías, que esto hace que pase de ser un agua buena a un agua de mala calidad, por lo que hay que estar atento también al comportamiento de los animales», agregó.
García subrayó que en muchos casos, los animales pueden tener cierto acostumbramiento a esos niveles salinos cuando van ingiriendo de a poco esas aguas, pero la cosa cambia en casos como este cuando vienen de episodios de privación de agua, o sea de periodos prolongados en donde no consumen agua y tienen que consumir agua abruptamente, muchas veces por transporte, por encierres, porque se rompe, se corta algún suministro, porque se rompe algún bebedero.
«Esto hace que tengan una alta ingesta de agua de golpe, por eso principalmente se da en verano, como en este caso, cuando los litros de agua que necesita el animal son mayores y porque la sed obviamente aumenta. En este caso, otro factor muy importante a tener en cuenta fue los altos contenidos de sales, porque los animales rechazaban el consumo, entonces luego se tuvieron que ver obligados a consumir el agua», concluyó.