«A este país lo salvamos entre todos o no lo salva nadie»
Si algo no haré es echar más ‘leña al fuego’, pero estaría faltando el respeto si autotitulándome periodista dejo de señalar que tengo la impresión que una buena parte de los que toman decisiones en Argentina, dentro del esquema institucional, sean de la fuerza política ó institución que sean, sufren de una enfermedad que suele ser incurable. Quizá también la padezco.
Ezquizofrenia.
La misma nos conduce por estos caminos zigzagueantes, mordiendo periódicamente la banquina.
He escuchado y debatido largas horas. Mejor expresado, días y años. La solución a los problemas argentinos saldrá de un gran Acuerdo Nacional.
Muchos ejemplifican con el español Pacto de la Moncloa. No ha sido posible, porque es evidente que se padece de problemas neurológicos. Es grave que prevalezca el criterio de ‘rascarse para adentro’, porque falla la memoria.
Creo haberlo escrito alguna vez en este muro.
El tres veces presidente de la Nación, Juan Domingo Perón dijo y quedó para todos los tiempos, siendo tenida en cuenta la frase como uno de los diez apotegmas justicialistas:
«A este país, lo salvamos entre todos o no lo salva nadie».
Desde donde nos esté mirando, debe sentir enorme frustración. Su historia está plagada de vejámenes, que van desde la proscripción a querer transformarlo en un demonio.
El ex presidente de la Nación, Raúl Alfonsín, finalizaba sus discursos de campaña con el preámbulo de la Constitución Nacional, señalando además:
«Con la Democracia se come, se educa y se trabaja».
Se lo llena de homenajes, pero le hicieron la vida de a cuadritos mientras gobernó.
Estoy convencido que a este país no le sobran más posibilidades. Es ahora o nunca. Por lo tanto todos aquellos que nos sintamos en condiciones de someternos a un tratamiento, hágamoslo.
Para terminar otra frase remanida, pero que no pierde vigencia, del ilustre José Hernández:
«No es para mal de ninguno, sino para bien de todos».
Nota: tomado del muro en Facebook de Jorge Matheus