Casos Báez Sosa y Lucio Dupuy: basta de anestesia
La Vida tiene grises, sí, pero lo que es ‘Blanco es Blanco’. Y aunque nunca se haya confeccionado una Ley Universal sobre la tan mentada Moral, lo que las mayorías consideran que está como ‘el tuje, está como el tuje’
Cuesta asumir, en este tiempo biológico propio, que todo debe aceptarse buenamente, como contribución a no perjudicar al espíritu o desobedecer lo determinado por el Todopoderoso.

Que mal se ha educado la sociedad, desde épocas inmemoriales.
La Vida tiene grises, sí, pero lo que es ‘Blanco es Blanco’. Y aunque nunca se haya confeccionado una Ley Universal sobre la tan mentada Moral, lo que las mayorías consideran que está como ‘el tuje, está como el tuje’.
Hace varios días que el Pueblo argentino viene jaqueado por el asesinato de Fernando Baéz Sosa, y que pena le corresponderá a sus asesinos. Ahora se sumó el veredicto para dos monstruas que provocaron el brutal crimen de un angelito de cinco años. Ver la fotografía de Lucio en los medios y subirla al sitio de Internet subleva, como así también pone a riesgo de que el corazón diga basta.
Tanto, en uno como en el otro, los acusados se consubstanciaron con «San La Muerte», a conciencia. Que mierda, entonces, hay que demorar tanto la comunicación de la sentencia. Cien años presos, sin ningún atenuante, desde el día que se expidieron los jueces. No joden más, y el Pueblo reconfortado de saber que ni siquiera un segundo de aire les corresponde, por lo que no se salvan en lo que resta de sus Vidas del domicilio más cruel, inventado: la cárcel.

En marzo se cumplirán 50 años que hago periodismo.
Los mismos años que callé posturas sobre estas cuestiones por respeto al arrepentimiento, al perdón, el macartismo político, la bajeza de colegas haciendo de defensores de Derechos Humanos para acomodarse en algún lugar progre del abanico ideológico.
Los mismos años que proclamaba la relevancia de la reinserción social y la «mar en coche» de quienes, teniendo todos los ámbitos a disposición para ser ciudadanos eligieron la antítesis, ser asesinos.
Basta de discutir al cohete, lagrimear en redes ó ir a misa.
El castigo a homicidios de estas características no deberían ocupar la atención más de una hora, porque se conocería el final cantado: Perpetua.
Y a las amigas/os de la política, antes de exigir renuncias, lo más conveniente serían leyes en favor del Pueblo sano, y no de los pocos del Pueblo que ejecutaron y tienen pensado ejecutar la barbarie.