23 diciembre, 2024

Misa crismal en la Iglesia Catedral de Nueve de Julio: exhortaciones y hasta autocríticas

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«En la Iglesia los escándalos han desnudado mucha suciedad por la cual nos sentimos humillados y avergonzados. Este sentimiento puede “tirarnos atrás” ante una sensación de imposibilidad, tanto personal como comunitaria, de remontar todo ello”, dijo Torrado Mosconi, entre otras cosas

El jueves 7 de abril el Obispo diocesano de la diócesis de Santo Domingo de Nueve de Julio, Ariel Torrado Mosconi, presidió la concelebración eucarística de la Misa crismal en la Iglesia catedral. Concelebraron los sacerdotes del presbiterio y participaron diáconos, seminaristas, consagrados y laicos provenientes de la mayoría de las comunidades parroquiales representando las diferentes instituciones, movimientos y grupo eclesiales.

Torrado Mosconi

Luego de la proclamación del Evangelio, monseñor Torrado Mosconi pronunció la homilía en la cual se refirió al motivo y sentido de la celebración, recordó la significación de la reciente declaración como “Venerable” del cardenal Pironio y, partiendo de una mirada sobre la realidad mundial, nacional y eclesial, convocó a los sacerdotes a renovarse en la santidad de su vida, misión y servicio. En un pasaje afirmó: “Los cambios culturales vertiginosos “casi nos han llevado puestos” resultándonos difícil comprenderlos, procesarlos y asumirlos. Además, en estos últimos tiempos se han visto agravados por el aislamiento y confinamiento sufrido con motivo de la pandemia, más recientemente aún la incertidumbre provocada por la guerra que está generando nuevos escenarios y equilibrios geopolíticos. A lo cual debemos sumar la grave y crónica problemática social de nuestro país. Todo ello puede llevarnos al desconcierto, el escepticismo y el desánimo”. Luego constató: “Por otra parte, en la Iglesia los escándalos han desnudado mucha suciedad por la cual nos sentimos humillados y avergonzados. Este sentimiento puede “tirarnos atrás” ante una sensación de imposibilidad, tanto personal como comunitaria, de remontar todo ello”. De cara a la situación espiritual de cada sacerdote, les dijo: “Si la calidad de toda vida cristiana depende de la profundidad de la oración que la sustenta, con cuánta más razón la fecundidad de la vida y ministerio sacerdotal necesitan de ella. ¡No puede pasar un día sin escuchar con el corazón la voz del Maestro ni mirar a los ojos del Señor ni dejarse llevar y cargar por el Buen Pastor!” Para terminar exhortándolos: “En la donación, en la entrega generosa sin cálculos ni retaceos, en la ofrenda involucrándose con todo y por encima de las aspiraciones individuales, veo la motivación, el impulso y el remedio a la tentación de los primeros años de ministerio. ¡Una entrega que vaciando plenifica y un cansancio que hace feliz! En la fidelidad perseverante y constante del ministerio entre nuestra gente, en medio de los “tironeos”, tensiones y requerimientos parroquiales junto a las alegrías, gozos y frutos de la pastoral cotidiana, veo la “fecunda rutina pastoral” del presbítero en la mitad de su vida, en la etapa madura de su sacerdocio. La última etapa de la existencia y del ministerio -puede ser muy larga- conlleva también dudas y temores, descansar, saborear y comunicar desde la contemplación las experiencias vividas, la fecundidad y los frutos dados por Dios junto a la preparación para la “última entrega” es también un ministerio eficaz y feliz.

Misa crismal

La Misa prosiguió con la renovación de las promesas sacerdotales de los presbíteros presentes así como la bendición de los óleos para el bautismo y la unción de los enfermos junto con la consagración del santo crisma.

Al finalizar se tuvo un ágape fraterno en el salón de la capilla “Sagrado Corazón” donde las delegaciones de las distintas comunidades tuvieron un momento de encuentro.

Misa crismal

Previamente, por la mañana, los sacerdotes y seminaristas se reunieron en la Quinta “Nuestra Señora de la Esperanza” donde rezaron la Liturgia de las Horas, tuvieron la bienvenida por parte del Pastor diocesano y un prolongado y fructífero momento de lectura y reflexión compartida acerca de la dimensión humano-afectiva en la vida del presbítero y la importancia del cuerpo presbiteral, preparada por los pbros. Germán Loriente, Mariano Cortés y Francisco Perez Cadierno. Luego, algunos responsables diocesanos de áreas y delegaciones -pbros. Carlos Arive, Gustavo Sosa, Ariel Palanga, José Luis Rossi y José Pedraza- informaron sobre la marcha de sus acciones, para terminar con un almuerzo ofrecido por la comunidad de la Iglesia catedral.