La región Platense-Pampeana de la Iglesia Católica acordaron un protocolo para celebraciones litúrgicas con fieles
Los obispos de la región Platense-Pampeana acordaron un protocolo para que, en la medida en que se vaya pasando a la próxima fase de la cuarentena, se pueda comenzar a transitar un camino hacia las celebraciones litúrgicas con la presencia de fieles. Será aplicado en la medida en que reciba la aprobación de las autoridades municipales.
Luego de varias reuniones virtuales, los arzobispos de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández; de Bahía Blanca, monseñor Carlos Azpiroz Costa OP; de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig; los obispos de Azul, monseñor Hugo Salaberry; de Santa Rosa, monseñor Raúl Martín; de Chascomús, monseñor Carlos Malfa; de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre; de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi; y con la presencia y el aporte de los obispos auxiliares, monseñores Alberto Bochatey, Luis Martín, Darío Quintana, Jorge Wagner, Jorge González, y algunos de los obispos eméritos, acordaron el protocolo para volver a las celebraciones litúrgicas con la asistencia de fieles.
Dado que en la mayoría de los municipios del interior de la provincia de Buenos Aires y de la provincia de La Pampa se encuentran en una situación donde se va pasando a la siguiente fase sanitaria, los obispos se van preparando para volver progresivamente a las celebraciones litúrgicas con fieles, respetando todas las medidas sanitarias y haciendo un protocolo para cuidar a los fieles. En efecto, los prelados consideran que la dimensión espiritual y religiosa es una tarea esencial que debe procurarse brindar cuanto antes, ni bien las condiciones sanitarias lo permitan.
El protocolo será aplicado en los distintos municipios a medida que sea aprobado por las respectivas autoridades.
Entre los puntos que se tratan en el protocolo, se establece la capacidad máxima de fieles en los templos, las medidas de distanciamiento, los cuidados de limpieza y desinfección, el uso de tapabocas, la supervisión de la distribución de fieles en los bancos y durante el desplazamiento, la reducción del número de ministros, las medidas de protección en micrófonos, la duración de las celebraciones, y las recomendaciones sobre el agua bendita y el rito de la paz.